El pasado lunes 15 de Octubre de 2018 tuvo lugar en el Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona la jornada de Abogacía Digital: la transformación digital del despacho.
No es novedad que desde el propio Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona se están llevando a cabo una serie de conferencias, ciclos, seminarios y formaciones para concienciar a compañer@s abogad@s de la necesidad de innovar y adecuarse al uso de forma habitual de las nuevas tecnologías.
En sesiones anteriores, observamos como nos instruían en Protección de Datos para adecuarnos a la entrada en vigor del nuevo Reglamento y las implicaciones que provocaba para nuestras tareas y obligaciones; o nos daban determinadas recomendaciones en el uso de las nuevas tecnologías, como sería el uso controlado de redes sociales o los nuevos sistemas de comunicación.
En la sesión del 15 de octubre, tuvimos la oportunidad de recibir nuevos inputs dentro de esta materia. En primer lugar y como primera mesa de debate, asumimos la importancia de, no sólo estar en una red social, sino de que la pertenencia a la misma debe de ser adecuada y ajustada. En términos legales, diríamos ajustada a derecho. Evidentemente, no podemos pretender estar en todas y cada una de las redes sociales sin que dispongamos de los medios para dotar de contenido a las mismas y la figura del mero observador puede llegar a ser contraproducente.
Hay muchas compañías expertas en sistemas de marketing digital ambientado en el mundo legal, pero siempre debe estar enfocado en la tipología de marca que se busca. Como comentó Marc Gericó de Gericó Associates, el uso de redes sociales para un despacho tiene cinco puntos relevantes: tiempo, el mensaje primario que debe darse, la constancia mediante un plan de contenido, el tipo o forma de las comunicaciones y la red social al que se dirige. Pero yo quisiera añadir, además, que no sólo eso, sino dependiendo de cuando el mensaje se quiera dar, debemos tener el público objetivo al cual nos queremos dirigir.
De este modo, si el mensaje está dirigido a personas australianas, por ejemplo, el mensaje debe ser entregado en el momento perfecto para ese público, esto implica que debe realizarse un estudio previo del público objetivo al que me dirijo.
Para ello, es necesario, conocer el público. Si tengo recursos económicos, puedo emplearlos en realizar una campaña de marketing televisiva y radiofónica, poner oficinas o centros de atención en centros comerciales, entre otros. Por otro lado, también si dispongo de medios económicos elevados, puedo implementar un determinado sistema que englobe mi conjunto de abogados del despacho, dotarles de formación o realizar una inversión elevada para trabajar con determinados potenciados.
Ahora bien, la gran realidad que puede observarse en la práctica generalidad del sector de la abogacía. Como muy bien comentó Esther Montalbá (Diputada del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid), sólo en Madrid, cerca del 80% de los abogados colegiados son autónomos y tienen despacho propio. Dichos datos que pueden ser extrapolados a muchos otros territorios u colegios, nos conduce que muchos son los abogados que no tienen esa facilidad o comodidad económica que les lleve a esa innovación o a esa inversión.
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La realidad es bastante distinta. No dispongo de los datos precisos, pero, generalizando, muchos son los abogados que no disponen de página web, otros disponen de una página web estática y pocos disponen de una página web dinámica en la que van integrando contenido de forma gradual o periódica. Si además añadimos que la presencia en redes sociales viene siendo más recomendable como consecuencia de la integración de las nuevas tecnologías en la vida diaria, nos conduce a un paradigma en la que ya no hablamos de cambio generacional en los despachos, sino que hablamos de tecnificación de las tareas, ya diarias, de los propios despachos.
Cierto es que, como apuntó Laura Fra (Diputada del Ilustre Colegio de Abogados de León), desde la American Bar Association se estableció como necesaria la formación práctica y la adaptación de las TIC como sistema de optimación del trabajo basado en los principios de eficacia y rigurosidad. Y añadiría que en los tiempos actuales nos encontramos con que la tecnología ha modificado los canales de comunicación que los letrados tenemos con nuestros clientes, además de cómo interactuamos con agentes externos al despacho, de forma tal que, la inmediación de acceso a la información se conjuga con la información sobredimensionada. Mientras que hace años atrás el acceso a determinadas sentencias era buscada en los libros, ahora muchas veces puedes encontrarte la propia sentencia inserta dentro de alguna noticia y, en algunos casos, te enteras por la prensa antes de que te llegue la notificación del procurador.
Para los más seriéfilos, y a modo de conclusión, traigo a colación una frase de la serie Vikingos, concretamente de su primera temporada, en la que Ragnar Lothbrock ilustró a muchos ciudadanos de su poblado: “El mundo está cambiando y nosotros tenemos que cambiar con él”. Pues eso nos toca a los abogados.
